(Nada es suficiente) ni si quiera el control sobre nuestro cuerpo y menos sobre la mente
maravillosamente extraordinaria y excelentemente proporcional a nuestros progresos, nuestras virtudes, que los defectos están ahí, pero son por los que se nos recuerda el día que ya no estemos y sin complicaciones el cosmos se lleve nuestro alma y fluya despacio entre la Nebulosa de reflexión.
Pero es miedo con lo que vivimos, miedo a vivir las cosas que no esperamos y esas que vienen sin decir Hola, por el miedo a que no digan Adiós, porque las heridas abiertas no sólo se curan con alcohol.
Y posiblemente si te hablo de miedo o terror me escribas la fórmula matemática que supone eso pero jamás sabrás decirme como es el miedo que se siente al pensar que alguien ya no estará contigo, no lo sabrás porque no quieres sentirlo. Y también, posiblemente si me hablas de una mujer, me hables de la primera chica que te robó el corazón y a la primera que le miraste el culo o probablemente a la primera que te tiraste en la parte trasera de un coche o a la que metiste mano en el cine; pero no podrás decirme que es levantarse a su lado y sentir su respiración en tu espalda e intentar no moverte para no despertarla, no sabes lo que es decir que has encontrado a la persona que te hace completamente feliz, no lo sabes porque no has dejado que nadie produjera esa sensación. Porque miras tu vida desde los ojos de los que vivieron hace mucho tiempo atrás, ¿sabes por qué?
Por que no tienes el valor suficiente para dejarte llevar por el amar y sumergirte en sus aguas, de trepar entre su sabor y sus sensaciones, No te desvelaré más secretos, pero ni si quiera Bécquer va a poder enseñarte todo ese mundo maravilloso y para ti, desconocido.
Y no, no voy a juzgarte y contaré tus pasos mal dados, solo pretendo que entre estas líneas constituyas tu secreto y en parte también te encuentres a ti.
