Hace tiempo que vivo sin buzón de voz y creo que mi voz va cambiando con los daños.
No hablo de ti contigo, hablo de mi conmigo misma, porque vivo en corrientes de pensamiento que no tienen final físico. Caer hacia atrás ya es normal, pero también es normal levantarse, salpican los errores y el tiempo que dejamos escurrir entre los dedos.
Hablo de aeropuertos sin salida en los que siempre hay alguien llorando y no por los dificultosos aterrizajes; por la huída de alguien, esas huídas que solo existen en las películas. De esas hablo.
No hablo sobre ayer, hablo sobre mañana y sobre el siguiente renglón. Hablo sobre los bolígrafos que he dejado atrás y esos lápices que con el tiempo se desgastan, incluso los que pintan los ojos. Usas el mechero para modificar ideas, pero ni por esas cambian.
Hablo de mi pelo con el viento y las reflexiones de mi cabeza. Persecuciones. Paseos en coche. Caminos.