Incluso las cosas más insignificantes que están en nuestro día a día son las más importantes y las más difíciles de reemplazar, ya que estamos acostumbrados a vivir con ellas a compartit todo con ellas y sin querer a contarles nuestros problemas en silencio.
Como dicen la felicidad se encuetra en los pequeños detalles, y en realidad tienen toda la razón.
Podemos conversar con nuestros latidos hasta que se desborden los mares, o hasta que el sol se esconda entre las nubes por el miedo a la soledad en este infinito universo. Incluso los más grandes tienen miedo
Que en este mundo de cobardes (entre los cuales me incluyo) vencen a la imposibilidad del fenómeno con la improbabilidad de los hechos, por muy amargos que sean, e incluso (lo más sorprendente) es que los aceptan sin haberlos vivido; todos se esconden detrás de un falso disfraz que no les corresponde por el simple hecho de encajar y otra vez, volvemos a los mismo, no se dan cuenta de los pequeños detalles que los hacen únicos. Por que aunque parezca que no, toda persona tiene algo que nadie de los 6 mil millones de personas en el mundo tiene, pero se dejan arrastrar por la marea de la igualdad y se esconden detrás de lo que no son, pudiendo ser ellos mismos.