Con las luces apagas y el tic-tac de fondo, comiéndose el tiempo que me queda. Que nos queda. Con los sueños colgando de las pestañas nos adentramos, dentro, muy adentro de nuestro mar de dudas, intentando resolver unas cuantas antes de dar las buenas noches. Y mientras unos dejan de escribir, otros comienzan; mientras que para unos el mundo se ha acabado, para otros solo está empezando. La imposibilidad de algunos nos da a veces lo que necesitamos, la pizca de locura de la que todos estamos hechos. Una materia imposible. Invisible y tan necesaria. ''Lo esencial es invisible a los ojos''
Venga, baja tengo una imposibilidad que contarte. No, mejor. Tengo un sueño que mostrarte. Como las páginas de un cuento raro. De esos escritos en inglés de los que no tienes ni puta idea y sonríes. Tu nombre está escrito en tabú entre los márgenes en blanco y te están contando una historia que no tiene dueño. Ni dueño ni sentido. Como estas palabras.
Menos mal que no me lees. Ni si quiera me conoces. Pero para cuando estés preparado (o lo esté yo, o el futuro, o el mundo); encantada de conocerte.