Seguirán pasando y tú seguirás siendo el mismo idiota que la dejó
marchar, dejó marchar la oportunidad; porque mientras tú la hacías
llorar, otro llegó y la hizo sentirse preciosa. No hablo de amor, hablo
de amar. De como a veces merece la pena besar el suelo para obtener
objetivos y leer el braille de su piel, colocar sus lunares en perfecto
orden y viajar hasta ellos oliendo su saliva.
